Desde el 9 de diciembre de 2009 todos los años por estas fechas me acuerdo de estas fotos que dormían en mi archivo. Hoy cuatro años después me he decidido a publicarlas y contar la historia que hay detrás de ellas.
Están tomadas una fría noche de diciembre mientras paseaba a mi perra en su rutinario paseo antes de dormir. Llevaba la cámara encima porque estaba probando un objetivo nuevo para fotos con poca luz. Al pasar el paso de cebra mi perra se quedó mirando enfrente y me hizo mirar a algo que parecía una manta tirada en la calle. Hice algunas fotos porque parecía una obra salida de algún museo de arte contemporáneo, pero al acercarme, el perro se comportaba de una manera extraña y gruñía a aquella manta.
Me puse a hablarle a lo que parecía una persona tapada por aquella manta. No sobresalía ni un pié, ni mano, ni cabello que me indicara que me iba a encontrar. Nadie por la calle, no llevaba móvil y cierto miedo a lo desconocido...... En un minuto fui a casa a dejar a la perra que no me dejaba acercarme, dejar la cámara y coger el teléfono, para volver corriendo al lugar.
Todo seguía igual, pero ahora si me decidí a mover un poco aquel bulto y notar que era una persona que no se movía ante mis palabras y movimientos. Que sensación más extraña tuve en esos momentos. Al destapar un poco la parte de la cabeza se movió intentando taparse de nuevo y eso me dejó más tranquilo. El viento que bajaba por la calle era como el de hoy. Nadie con una simple manta puede sobrevivir una noche al raso y menos con ese viento.
En ese momento pasó un vehículo que al ver la escena fue aminorando la marcha, hasta que un poco más adelante se paró. Del vehículo se bajó un hombre de cierta edad que se acercó sin dudar a dónde yo estaba. Me preguntó que ocurría y brevemente le puse al tanto. Esta persona se puso a hablarle y moverlo suavemente como yo hice anteriormente. Al no tener respuesta, insistió cada vez más hasta que la persona que dormía empezó a reaccionar. Rápidamente vimos que se encontraba en un estado etílico importante y que allí no podía seguir tumbado.
Este anónimo voluntario con más maña que fuerza lo levantó y cada uno por un brazo lo llevamos al Polideportivo de Úbeda que estaba cerca. Esa noche estaba abierto excepcionalmente por el frío reinante, para que durmieran los inmigrantes que nos visitan en esta época del año para intentar trabajar en la recogida de la aceituna. Durante el paseo fue contándome poco a poco que conocía muchos casos similares y que estaba acostumbrado a tratar con personas con problemas. Al llegar la Policía nos dijo que este hombre había estado antes allí pero que se había marchado voluntariamente al ser recriminado por causar problemas a los otros inmigrantes debido a su estado de embriaguez. Mi compañero de aventura que parecía conocer muy bien la situación y saber que hacer hizo una "entrega" simbólica a la Policía que entonces debería encargarse de esta persona, en llevarla a un albergue o buscarle refugio.
Nos marchamos por dónde vinimos. No podíamos hacer más de lo que hicimos.
Me sentí realmente bien por haber ayudado a esta persona que estaba tumbada en la calle y mal al mismo tiempo por desconocer su destino y el de otros en su misma situación.
Mi compañero de "aventura" sincerándose un poco al saber mi nombre y dónde vivía ya me explicó que estuvo destinado en un puerto al que llegan personas casi a diario en las antiguas pateras. Por eso sabía como actuar de esa forma y también sabía que esa persona no hubiera podido aguantar el frío en medio de la calle. Agradeció mi comportamiento, me dio su nombre para cualquier cosa que pudiera necesitar y se despidió con un apretón de manos mientras su mujer esperaba en el frío coche.
Está pequeña historia se grabó a fuego en mi mente. No necesito viajar a lejanos países a ayudar a otras personas cuando en la puerta de mi casa suceden estas cosas. Este año, como todos los años en estas fechas, ciudadanos anónimos de Úbeda ya están ayudando desinteresadamente a personas que vienen buscando una oportunidad.
Cada día y viendo como van las cosas en el mundo me pregunto como tratarán a nuestros ubetenses por el mundo.
(Disculpad mi redacción, no es lo mío pasar imágenes a texto)